Durante el año en curso se realizaron 12 clases
de biodanza con el grado primero, se llevaron a cabo los días viernes a las 11
am. Fueron facilitadas por Anabel Hernández (Facilitadora en Fase de
Titulación). Así mismo se contó con la participación de la maestra titular,
Romina Di Vitto, Daniela Nardelli y Tania Ortega.
Los niños y las niñas disfrutaron de un espacio
de esparcimiento, donde pudieron integrarse de manera afectiva y creativa.
Estimulando potenciales humanos como la empatía, la resiliencia, el respeto por
la vida, entre otros.
La biodanza es un sistema de integración
humana, reeducación afectiva, renovación orgánica, y reaprendizaje de
las funciones originarias de vida. Es un sistema vivencial que favorece la
expresión y el desarrollo de las potencialidades. Esto se consigue a través de
ejercicios-danzas, los cuales ayudan a fortalecer aspectos básicos; como son la
vitalidad, la creatividad, la afectividad, la trascendencia,
entre otros.
Biodanza concibe al hombre como una unidad integrada:
a los otros, a la naturaleza y al principio organizador de la vida. Por eso,
tiene como objetivo primordial la integración del ser humano con relación a sí
mismo, a sus semejantes y a su entorno.
Siempre se trabaja en grupo. No existe biodanza en solitario, pues el contacto con los otros miembros del grupo potencia las relaciones saludables, proporciona las condiciones de protección, aceptación, autoestima y permisividad necesarias para que la persona se exprese en totalidad. Y al sentirse aceptado, el individuo en consecuencia, aceptará a los demás.
“Cada participante encuentra continente afectivo y permiso para el cambio. El encuentro con el otro, me trae noticias de mí”, explica su creador, el Prof. Rolando Toro*.
Se estimulan constantemente las potencialidades,
la parte sana y luminosa de las personas; calificando siempre lo positivo con
el fin de reforzarlo, y dejando de lado la llamada sombra.
Se aprende a escuchar al cuerpo, a percibir a
los demás y a expresar mediante la danza, las emociones más profundas.
Biodanza tiene varias extensiones y
especializaciones; para parejas, para mujeres embarazadas, para la tercera
edad, entre otras; y una muy importante es la Biodanza para niños y
niñas. Es una buena opción para ayudarles a crecer como mejores seres
humanos, y potenciar su desarrollo integral.
Beneficios psíquicos de practicar biodanza para niños
y niñas
· Socialización:
Superan la soledad y la timidez y aprenden a establecer nuevas relaciones y más
afectuosas.
· Relajación:
liberan tensiones, agresividad y demás emociones que no pueden expresar por
otra vía.
· Autoestima:
Se conocen más sí mismos y ganan autoconfianza. Fortalecen su identidad y por
tanto su autoestima.
Beneficios físicos de practicar biodanza para niños y
niñas
· Cardiovascular:
Facilita la circulación de la sangre, y sistema respiratorio y vascular
aumentan su actividad.
· Muscular:
fortalece los músculos y mejora la flexibilidad, la fuerza y la resistencia.
· Aspecto
físico: se adquiere una postura más erguida y la marcha armoniosa.
· Coordinación:
Se ejercita la agilidad y la coordinación de movimientos, así como el
equilibrio.
· Sentidos:
desarrollan el oído musical, el sentido del ritmo, la memoria y la expresión
corporal.
Una clase de biodanza para niños y niñas tiene
una estructura básica y una duración de aproximadamente 50 – 60 minutos. Se
comienza haciendo un círculo dialogal, en donde se trae algún tema que se
quiera trabajar y se expone de forma simple y metafórica, para que sea más
accesible para ellos/as.
Se hacen, y se van recordando a lo largo de las
clases ciertos acuerdos para que la convivencia durante la clase sea más
placentera. Y posteriormente se comienza a hacer las vivencias, que son
ejercicios acompañados con música (cada canción ha sido estudiada y comprobada
la pertinencia para cada ejercicio).
Se sigue una curva durante la clase, donde la
primera parte son ejercicios de activación, de liberación del movimiento,
actividades más lúdicas; y poco a poco se va llegando a un momento de mayor
sensibilidad donde aflora la afectividad y el cuidado por el otro y por uno
mismo, se vuelve a salir de esa instancia con ejercicios de reactivación y se
cierra con una ronda que permite equilibrar las energías y despedir
ceremonialmente las sensaciones y emociones que se acaban de vivenciar.
Anabel Hernández
* Rolando Toro Araneda, nació en Concepción, Chile, en 1924.
Poeta, pintor, profesor y psicólogo. Trabajó como Educador Biocéntrico en
escuelas, granjas y colegios, también fue profesor en la Facultad de Medicina,
Universidad de Chile, en Antropología Médica, durante los años 1960 – 1970,
además se desempeñó como profesor en la cátedra de Estética en la Universidad Católica.
Invitado a numerosas Universidades de América y Europa para, regularmente,
exponer su pensamiento. Creador del Sistema de Biodanza, un sistema de
integración humana basado en la música y la danza. Ha publicado distintos
libros entre ellos: Biodanza, donde expone las bases de su sistema, el que se
practica en grupos y Escuelas de Biodanza en todo el mundo.
Gracias
Anabel por las hermosas fotos, la nota... ¡y las maravillosas clases de
Biodanza para nuestras chicas y chicos de primero!
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