Hace poco tuvimos una clase distinta,
especial. Invitamos a Pablo Iglesias a la escuela. Èl vino y desde muy
temprano y empezó a entrar cajas, paquetes, bolsos a la escuela. Todos
estábamos muy curiosos; chicos/a, grandes queriendo saber qué traían esos
paquetes y por suerte lo pudimos ver pronto. “Estos instrumentos
son míos pero también son suyos” capaz fue lo más interesante que nos
dijo Pablo. Nos hizo repensar por qué es tan difícil conocer
instrumentos propios y revalorizar lo autóctono, desde la música, el
arte y otras expresiones.
Pablo dio dos conciertos; uno para los
chicos y chicas de 1ero a 3ero (y nuestros invitados especiales de Colmenita) y
otro para los chicos/as más grandes. De este modo todos pudimos ver de
cerca los instrumentos y escucharlos, algunos tenían sonidos
sorprendentes. El concierto fue una clase intensiva de música.
Además de conocer instrumentos autóctonos de nuestro país repasamos
conceptos aprendidos, realizamos juegos rítmicos, cantamos. Y también
aprendimos sobre las diversas culturas que habitan en América. Pudimos
ver el rol, por ejemplo, del cultrún (tambor mapuche) y su función más
allá de lo musical. Para los mapuches es un instrumento sagrado que
puede ser utilizado solo por las o los machi. También conocimos otros
instrumentos de distintos pueblos originarios (violín toba, flautas y
trompetas mapuches). Y nos sorprendimos al ver que la mayoría de las
veces estos instrumentos no se escuchan en salas de conciertos sino en
procesiones o festivales; la música en vivo forma parte de sus rituales
ancestrales.
En un momento Pablo invitó a algunos de los chicos y chicas
más grandes a participar de las propuestas. Cada uno disfrutó al sacarle
sonido a una quena. Pablo también nos invitó a tener una
experiencia sonora que nos transportó. Ver y escuchar todos estos
instrumentos nos hace tomar dimensión de lo amplio, rico y variado que
es nuestro país y de lo mucho que tiene para mostrarnos. Al tocar una de
las trompetas Pablo nos invitó a cerrar los ojos e imaginarnos en la
Puna, ya que ese es el verdadero sonido del instrumento. Ese instrumento
no se suele escuchar en salones como el nuestro sino rodeado de
montañas, creando un sonido con reverberación de un carácter totalmente
distinto. Y así, todos pudimos conocer los instrumentos y viajar por un
ratito al escucharlos.